sábado, 30 de enero de 2010

Quiénes son cristianos

Este es un post, muy trivial, pero necesario de escribir.

En el devaneo del mundo en que vivimos ha surgido una nueva "tribu", "los cristianos", "los evangélicos". Ciertamente las cosas en Colombia en cuanto a la composición religiosa han cambiado montones, éste ha dejado de ser un país 99,99999% católico.

Si bien, esto es bueno y esperanzador para nuestro país, no deja de ser menos cierto que también los que se hacen llamar "cristianos" en muchas ocasiones dilapidan el gran nombre de Dios con sus actos. En realidad, en cierta manera, todos hacemos parte de este grupo.

Es decepcionante el ciclo del "cristiano", en realidad, en gran parte, el nefasto actuar de nosotros es culpa del liderazgo chibcho-cristiano. Sin embargo ningún creyente tiene excusa.

Volviendo al tema, este es el ciclo del "cristiano" (Puede ser que aplique para el creyente latinoamericano):

  1. Llega a una iglesia, en muchas ocasiones nunca le presentan el plan de salvación. Su vida sigue siendo la misma que tenía antes de llegar a la bodega en la que le hablaron de Dios, pero ahora tiene una inclinación por cosas espirituales y se hace llamar "cristiano". Este es el peor caso de todos, un hijo de Satanás creyendo ser hijo de Dios. Un Martínez creyendo que es Pérez.
  2. Otra opción, es que el ciudadano llegue a un templo, haga su conversión y luego sus miopes guías le muestren que la espiritualidad y todo de lo que se trata la vida cristiana tiene que ver con el "milagrerismo". Esto es mortal para el crecimiento espiritual del nuevo integrante de la familia de Dios, de hecho, nunca crece y va al recinto a ver cuál es el nuevo show del día.
  3. Supongamos además que la conversión o profesión de fe provino de un corazón sincero. Ahí en muchas ocasiones interviene el tropicalismo que abunda por nuestras venas. En este caso el creyente se pone a hablar como un loro mojado. Nadie lo puede callar, y en realidad todos hemos vivido que después de llegar a los pies de Cristo es imposible silenciar lo que él hizo en nuestras vidas, pero también entendemos ahora, que la vida del creyente no se trata de pasársela hablando de "cosas espirituales", se trata de actuar. Como el nuevo nacido no actúa y sólo habla, genera una nefasta ampolla en los corazones de algunos familiares o amigos que no son salvos.
  4. En el crecimiento criollo-cristiano (y esta sí puede ser una tendencia mundial) comienza a cambiar el lenguaje del creyente. Esto es bueno, es excelente de hecho, inexplicablemente cuando llegamos a Cristo, dejamos de decir groserías, empezamos a bendecir a otros y aún a hablar la biblia. Sin embargo, muchos en nuestro proceso adquirimos lenguajes que no son provenientes de un corazón sincero, por el contrario son la imitación de las señales de piedad falsa que muestran algunos líderes. Es triste ver cómo cuando hablas con algunos predicadores frente a frente se comunican como cualquier otro, sin embargo en el púlpito emiten sonidos extraños, no de un hablante colombiano; en algunos casos acentos centroamericanos, norteamericanos y entonaciones que no son propias del buen español. Sin duda alguna, esto nos clasifica como bichos raros, y en realidad lo somos.
  5. Otro nefasto elemento del cristiano medieval que nos desarma a la hora de testificar es considerarse infalible. A veces creemos que cuando llegamos a Cristo se quitaron todos los pecados de nosotros y si no, buscamos justificaciones ante nuestras acciones. Esto nos deja como pedantes ante otros creyentes y sobretodo ante nuestros familiares. Adicionalmente, olvidamos que debemos cambiar diariamente, estancamos el proceso de renovación y seguimos enfermos.
  6. Adicionalmente, el creyente inmaduro se convierte en un ser "juzguetas panderetas". Qué infantil es satanizar TODOOO lo que el "cristiano" ve a su alrededor. Nuestros seres queridos se convierten en diablos. ¿Es esto lo que quiere Dios?

La reflexión final, me motiva a evaluarme en cada instante que me dicen "cristiano". ¿de verdad vivo como un cristiano?. ¿Soy parte de una tendencia o tengo una vida genuinamente cambiada por el poder de Jesucristo?.

martes, 5 de enero de 2010

La toma de Jericó

En Colombia la frase "La toma de" es bastante conocida, afortunadamente ha ido desapareciendo de los titulares de las noticias. Hoy aprendí algo sencillo en Josué 6 y por eso quiero compartirlo.

Afortunadamente Josué había tenido ese timeout del que hablé en el último post, pero ahora era momento de actuar para tomar la tierra.

En términos de nosotros los creyentes podemos ver cómo inicialmente somos salvos, sin embargo hay terrenos en nuestra propia vida que se establecen como fortalezas y debemos conquistar. ¿Cómo hacerlo?, como lo hizo Josué.

1. Cambio de corazón.
Una vez damos el paso de cruzar nuestros "jordanes" y dejamos la carnalidad, no todo obra por arte de chamanería. En general, cuanto más crecemos, menos nos relajamos ante el pecado, más conocemos a Dios. Exactamente eso fue lo que pasó con Josué.

Como nación Israel ya había sido rescatada en la pascua celebrada luego de salir de Egipto, pero ahora después de 40 años de maduración, carnalidad y perdedera de tiempo era necesario hacer otra circunsición.
El primer paso para tomar Jericó debe incluir un cambio de corazón. Después de pasar por el Jordán, el pueblo tuvo que circuncidarse, no valía la circunsición que habían hecho sus padres.

2. Un nuevo conocimiento de los nombres de Dios.
Antes de poder emprender una batalla. Se le presentó un personaje bastante particular a Josué. El Príncipe del ejército de Jehová, el mismo Jesucristo preencarnado. (Véase: Hc 23:5; I Ped 5:4).
La lección en frío: Hay un nombre de Dios para cada fortaleza que tengo que derribar en mi vida.

3. Una obediencia indubitable.
Si a mi el Príncipe del ejército de Jehová me dice que va a entrenar a mi ejército y derribaremos el muro a través de una pesada artillería ó tal vez que me diera el secreto para poner una bomba, pues yo le creería y haría lo que me diga.
Sin embargo el Príncipe le da una instrucción ridícula a la cuál obedecieron y el muro sucumbió.

La triste lección: La obediencia a los seres humanos obedece a la lógica, mientras que obedecerle a Dios (si el verdaderamente habló) radica en... hacerlo.

4. Una personificación.
Para ver esto, simplemente tenemos que asemejar a Israel como a una persona, un ser humano. Inicialmente el líder fue Moisés, alguien especial, profeta único y deseado por todo Israel a través de los siglos. En seguida es cambiado por Josué, que sabemos significa lo mismo que Jesús.

La verdad: Cuando Cristo toma control absoluto sobre mi, puedo hacer cualquier cosa increible. Significa que el sea yo. Que literalmente el crezca y yo mengüe. Este versículo revela dicha verdad: "Estaba, pues, Jehová con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra." (Josué 6 27). Que se divulgue el nombre de Cristo en mi, no el mío.

lunes, 4 de enero de 2010

FELIZ 2010

Hoy comienza mi año laboral. Y justo esta mañana me topé con un excelente libro, Josué. Pasé un breve tiempo viendo cómo Josué introdujo a su pueblo a la tierra prometida teniendo que pasar el Jordán para después dirigirse a Jericó.

Pues bien, no es coincidencia que Dios en este comienzo de año utilice este ejemplo para llamar mi atención.

Josué en esos momentos estaba SOLO.
El buen Moisés había muerto y dejaba un espacio vacío; un manto de dudas en el pueblo. Siempre en cualquier transición de liderazgo hay una incertidumbre y falta de credibilidad ante el novato.
Los viejos le dirán que le sobran ganas y convocarán su vacío de experiencia. Mientras que los jóvenes podrían mostrarse indiferentes y emocionales ante el Jordán.
Por estas conjeturas, y me imagino que muchísimas más, el joven Josué debía únicamente escuchar la voz de Dios y obedecerla. Lo hizo y se vieron los resultados.
Pero lo más importante para mi es que como Josué, yo debo pararme frente a distintos "Jordanes" en mi vida y decidir. SIEMPRE, me van a criticar y buscarán desestabilizarme, probarme. Aún así, no estoy para demostrarle a nadie algo, simplemente debo pararme y dar el paso... duélale a quién le duela. Finalmente, el paso lo doy para mi Señor.

Esto además es trascendental para mi vida diaria.
Josué estaba con un millón de personas a sus espaldas, se escuchaba el seseo constante de la multitud, el barullo era inclemente ante el desespero de muchos que llevaban 40 años perdiendo su tiempo en el desierto. A la orilla del río algunas familias estaban aprovisionándose de agua, otras estaban alimentando sus bestias, quizás algunas bebían del mismo mientras que el insignificante novato tenía que decidir prontamente qué hacer. Algunos líderes estaban dispersos entre la multitud, otros seguían pidiendo consejo, más aún, algunos podrían estar llevando quejas o pidiendo soluciones a Josué sobre su día a día.

Josué estaba en una situación estresante, mucho más que las que vivimos algunos de nosotros en el trabajo. Sin embargo, el tomó su tiempo, y abrió un cápsula de para silenciar a la multitud ante sus oídos y permitir que únicamente el susurro firme de Dios le hablara. Finalmente esa es la actitud que debemos tener siempre. Es útil buscar momentos a solas con Dios, no esperar un retiro o campamento espiritual y tomar la decisión del momento para seguir hacia lo prometido.

¿Escuchas demasiadas voces?... entra a la cápsula.
¿No tienes tiempo para tomar la decisión?... entra a la cápsula.
¿Es una decisión demasiado importante?... entra a la cápsula.
¿La experiencia te ha llevado a saber qué hacer ante este paso?... entra a la cápsula
¿... bla, bla, bla...?... Entra a la cápsula, pero no te quedes ahí, ¡Camina!.