Uno de los temas que parecen menos espirituales, sin embargo es un tema crucial a la hora de la actividad espiritual y ministerial. Piénsalo. El hecho de no tener contentamiento se da por haber llegado a un punto en el que la familia ha separado sus posiciones y percepciones de éxito de las de Dios.
Por otro lado, cuando no estamos felices con lo que somos y tenemos, solo nos queda la amargura y esto directamente lleva a una vida aislada de influenciar a los demás para la transformación de sus vidas.
Pablo tenía contentamiento, sufría por lo importante. ¿Dónde está mi sufrimiento hoy?
viernes, 6 de diciembre de 2013
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